Nos encontramos con esta fachada existente que data del año 1927. Nos encomiendan un proyecto con un programa del siglo XXI. Ante esta dualidad surge la primer idea, la de contrastar y a la vez integrar el presente con el pasado. Respetar la historia y generar un nuevo vínculo con el presente. Intervenir en un contexto urbano de media densidad sin hacer tabula rasa nos permite desarrollar un diálogo formal que resuelve la integración del pasado y del presente en una unidad formal compleja cargada de sugerencias espaciales y formales. Que se integra con cierta elegancia a un paisaje urbano complejo y en proceso de cambio permanente. (Memoria del autor, fragmento)
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